Grup Terraclara es el nombre que hemos dado a nuestra empresa familiar, que hasta el año 2018 se llamaba Grup Focomín. La fundó el abuelo Vilaclara en los años 50 del siglo XX y su muerte en 1999 marcó un camino nuevo. De un solo fundador la empresa pasó a tener 19 socios, sus seis hijos y 13 nietos. El reto inició un cambio de paradigma: del mando de una sola voz y voluntad a un diálogo entre dos generaciones de edades que comprendían entonces de los 58 a 1 año. Nos sentamos en una mesa redonda una y otra vez, para llegar a acuerdos marcados por la generosidad, la escucha y la natural tensión entre tantas personas con puntos de vista y experiencias vitales diferentes. Pactamos mantenernos unidos para desarrollar un proyecto en el que se reflejase el amor por una tierra y la voluntad de crear empresa bajo los valores de transparencia y excelencia.
Han pasado 20 años. Las inquietudes de los miembros de la familia y la llegada a la madurez de los más jóvenes han generado un enriquecedor debate interno. Hemos decidido que el ideal de una sociedad justa y humanista se vea reflejado lo mejor posible en la manera en que hacemos negocios. El cambio de nombre a Grup Terraclara es símbolo de nuestro compromiso renovado con la tierra, la excelencia y el deseo de ofrecer servicios y productos sanos, buenos y justos.
Hemos decidido que el
ideal de una sociedad justa
y humanista se vea
reflejado lo mejor posible
en la manera en que
hacemos negocios.
En una fría mañana de febrero tres mujeres estaban paseando en el campo adyacente la finca de Can Girona, en Sitges. Decían pocas palabras, hablaban bajito, pausado. El tema era importante. Casi transcendente.
No eran tres amigas. Eran tres mujeres ligadas por vínculo de sangre y que representaban tres generaciones de los Vilaclara.
En el grupo familiar se sentía una cierta inquietud, un aire de cambio que tenía una esencia cambiante: ¿crisis u oportunidad?
Las preguntas que se ponían las tres mujeres eran profundas: ¿quiénes somos?, ¿para qué existe nuestra empresa?, ¿qué legado dejará?
Buscaban respuestas y no las encontraban. Caminaban y no llegaban a nada.
Hasta que, vencidas por el cansancio y la duda, se sentaron debajo de un antiguo árbol que estaba en su tierra desde tiempo inmemorial. El silencio las calmó. Después de un rato sus miradas se levantaron y las mujeres se miraron. Y de repente, entre risas lo supieron: no necesitaban ninguna respuesta porque las respuestas las tenía el árbol. Ese árbol era un viejo sabio, un abuelo a quien acudes cuando tienes preguntas a las que no hace falta contestar. Ese era el avi savi.
En el Grup Terraclara, Quorania y Sències trabajamos 34 personas. Nos gusta pensar que todos y todas formamos una sola familia. Muchas personas llevan toda su vida en la empresa y recientemente han entrado nuevos integrantes al equipo, aportando ideas frescas y una mirada renovada. Al valor consolidado durante años, se ha añadido así un nuevo empuje y todos y todas nos sentimos más fuertes y más motivados.
